21h de un miércoles de verano. 47 grados a la sombra y medio cuerpo derretido.
Te piden que escribas sobre algo que te gusta.
Bien, pues señoras y señores, lo siento por aquel que para ser feliz quiere un camión, pero yo prefiero un orgasmo. Es más barato, más sano y no contamina. De hecho los camioneros también lo prefieren, y si no, poneos a contar la cantidad de putis que os encontráis cuando vais en carretera.
Vivimos en una sociedad «pollicéntrica», «coitocéntrica», «poliamorlibre», consumista del amor, coleccionista de infidelidades y, en definitiva, de todo aquello que habría provocado que el mismísimo Shakespeare se cortara las venas. Por suerte o por desgracia, amor y sexo se han transformado dando rienda suelta a la experimentación, abriendo un camino de posibilidades que habrían sido inimaginables en otro tiempo.
Algunos seguro que estaréis pensando “Que sí, que sí, el sexo es maravilloso… ¡Para el que tenga pareja o pille todas las semanas!”
Bueno, ocurre que la vida es como el sexo, consiste en echarle un puñado de ganas, un pellizco de ilusión y unas gotitas de cariño (o lubricante), sobre todo por aquello de evitar las rozaduras. Se trata de mirarte las manos, contar cuántas tienes y, si ves que el de al lado no puede ayudarte, hacerlo tú mismo.
Así que entremos en materia, antes de que el tema se nos vaya de las manos -nunca mejor dicho-. ¿Por qué es bueno masturbarse?
- La sonrisa. Ésa que se te queda después de un orgasmo, el mismísimo señor Profident podría llamarte para un anuncio y pagarte ese viaje que siempre has querido.
- Fortalece el sistema inmunológico y ayuda a prevenir enfermedades como el cáncer, reducir infecciones urinarias, diabetes, trastornos relacionados con el estrés, síndrome de piernas inquietas…
- Alivia dolores, especialmente los que se producen con la menstruación.
- Relaja el sistema nervioso y ayuda a combatir el estrés. Los universitarios lo saben bien, por eso una amplia mayoría estudia en la biblioteca y así no perder tanto tiempo entre tema y tema…
- Al relajar el cuerpo, ayuda a paliar el insomnio y dormir más plácidamente. Pero bueno, seguro que muchos de vosotros ya lo sabéis y por eso no os hace falta valeriana.
- Los orgasmos mejoran la apariencia de la piel, el cutis y contribuye a evitar “la cara de acelga”. Libera endorfinas, dopamina y oxitocina, hormonas que ayudan a aumentar la felicidad y disminuir la depresión. ¿A cuántos funcionarios de trámites burocráticos le habéis recetado un polvete alguna vez?
- Mantiene tu cuerpo a punto aunque no estés practicando sexo: no sólo permite mantener la elasticidad, el buen estado de tejidos y aumentar la presión sanguínea, sino también la estimulación mental. Es como la pretemporada de los deportistas, es más fácil perder el primer partido si no has entrenado.
- Te ayuda a conocer tu cuerpo, a aceptarlo con más naturalidad; mejora el autoconcepto, el autoestima y es más barato que un psicólogo.
- Contribuye a alejarse de los cánones de belleza prototípicos: para los altos, para los bajos, para los listos, para los tímidos… Permítete dedicar un tiempo para disfrutar(te) y conocer tu cuerpo mejor de lo que conoces tu barrio.
- Desarrolla la imaginación o, en su defecto, la cultura cinéfila.
- Es una excelente manera de aprender a gestionar nuestra sexualidad y canalizar nuestras necesidades.
- No siempre es necesario alcanzar el orgasmo para disfrutar, pero masturbarse desde luego facilita saber qué y cómo tocar para llegar al clímax.
- Averiguar lo que te gusta a veces es fundamental para poder enseñárselo a tu compañero de juegos en un posterior encuentro sexual. Eso no significa que no se pueda experimentar y descubrir nuevas cosas en compañía, pero desde luego, si ya has cortado las patatas, es más fácil preparar la tortilla.
- Y por último y más importante, es una forma de encargarnos de nosotros mismos. El sexo en pareja o grupo (aquí no estamos para juzgar) es una forma de compartir y comunicarse, puede ser divertido, romántico, salvaje etc. Pero la masturbación también nos enseña a darnos placer a nosotros mismos. A cuidarnos en definitiva. A hacernos responsables de nuestra propia satisfacción a nivel sexual o personal sin que tenga que depender siempre de alguien más. Nos permitimos disfrutar solos o acompañados por el simple hecho de que nos queremos y sabemos que lo merecemos.
No nos entendáis mal, no queremos recibir llamadas de vuestros jefes acusándonos de haber creado colas de onanistas en el baño de la oficina, pero sí queremos naturalizar y desmitificar el concepto de masturbación. Recalcar los beneficios de la misma sin obligar, romper con muchos de los tabúes que aún hoy en día persiguen esta práctica, especialmente en el caso del género femenino que incluso a día de hoy en un país “desarrollado” se ve sometido a un mayor control y estigmatización a la hora de vivir su sexualidad con total libertad.
Al fin y al cabo, cuánto mejor sepas respetarte, quererte y cuidarte, mejor sabrás hacerlo con la persona que tienes delante. Ya lo decía Woody Allen «Masturbarse es hacer el amor con la persona que más quieres.»
Fer
Que grande es el «AMOR PROPIO»!!! … Me ha gustado mucho la analogía de: «….si ya has cortado las patatas, es más fácil preparar la tortilla.»
Enhorabuena!
Silvia Lama
Gracias! Ya sabes… A preparar muchas tortillas de patata! Y paellas, y macarrones y… 😉
LUIS ALFONSO ACEVEDO
NO TE REAS LO ANTERIOR,
ESTO ES PURA PAJA, JAJAJA ¡