En muchas ocasiones, se vuelve a poner de moda técnicas, prendas, peinados o joyas que en determinados momentos de la historia causaron furor. Parece que en la actualidad se vuelve a «descubrir América» cuando se recuperan ciertas artes que siempre han estado ahí, camufladas, pero sin que nadie sintiera afinidad por ellas hasta que unos cuantos las rescatan del olvido. Algo parecido le ocurrió al origami, una antiquísima tradición china que nace ligada a la aparición del papel en la historia. Esta técnica fue tan importante que, en un momento determindao, llegó a convertirse en un lujo sólo apto para las clases pudientes. Incluso, según el tipo de papel empleado, se utilizaba para diferenciar a las clases sociales más bajas de las más adineradas. En el siglo XIX se volvió a recuperar con la única condición de no utilizarse ningún tipo de material adherente para su modelaje, dejando total libertad al papel para que pudiera expresarse como material con toda su energía. Jeff Nishinaka ha recuperado la tradición del papel pero con ciertas variantes que le han convertido en uno de los artistas más sobresalientes de esta técnica escultórica.

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Nacido en Estados Unidos, estudió en la Universidad de UCLA y se graduó en la prestigiosa Art Center College of Design. Aunque en un principio su sueño era convertirse en un gran pintor, el azar quiso que empezara a experimentar con el papel en escultura y desde entonces ha desarrollado una prolífica carrera en el mundo de las artes durante más de 30 años. Entre sus trabajos, cabe mencionar que ha desarrollado obras para la 20th Century Fox, 3M Company, Citibank, Coca Cola, Hewlett-Packard, Kentucky Fried Chicken, The Times Magazine, IBM, PC Magazine, Phillip Morris o Paramount Pictures, entre otros.

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Para realizar sus increíbles esculturas de papel necesita materiales tan básicos como lápiz, cuchillo, pegamento, triángulos, goma de borrar, curvas francesas, papel y un taco de madera. Pero  el elemento esencial de su trabajo son sus manos, una herramienta primordial para desarrollar una obra muy intensa y que consume mucho tiempo y esfuerzo. El papel que utiliza es tratado de forma natural, sin ejercer ningún exceso sobre él ni forzándolo a tomar una determinada forma. Para el artista, este material tiene su propia vida y energía y su belleza se muestra en todo su esplendor cuando se le deja hablar por sí mismo.

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Una obra que sorprende a propios y extraños, por la naturalidad, la versatilidad y la dificultad del material a la hora de ser modelado y tratado. No es de extrañar que el conocido actor Jackie Chan, amigo cercano de este escultor, posea una amplia colección de obras de este genial artista y comparta su filosofía creativa.

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