Cuando uno pasea por las calles de las grandes ciudades va ensimismado pensando en sus preocupaciones diarias. Si se levanta la vista hacia el cielo, se puede observar diferentes tipologías arquitectónicas que indican distintas épocas de construcción, incluso en las viviendas habituales. Ya sea por el tipo de materiales empleados, la disposición de las terrazas en las fachadas, la altura empleada… cada uno de ellos dan detalles e información al respecto. A veces se puede observar algo que no es habitual, algo que no tiene nada que ver con lo que estamos acostumbrados a mirar y capta nuestra atención. Son esos edificios que, si los contemplamos de una determinada manera, los relacionamos con una imagen previa, ya sea una película, un libro, una historia, un sonido, un lugar… Alrededor del mundo se pueden encontrar algunos tan curiosos como los que siguen a continuación.
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Una verdadera inquietud despierta la iglesia de Paks en Hungría. Construida por el arquitecto Imre Markovecz en 1988, su principal material ha sido la madera de pino. Llama poderosamente la atención la entrada principal, la cual resulta un tanto tétrica, rematada en tres formas piramidales con una luna, un sol y una cruz en su arista superior. La estructura busca encontrar la sintonía total con la luz, comenzando por una portada oscura, con una ausencia de luz total hacia al interior, que va abriendo poco a poco vanos en sus laterales hasta llegar al altar mayor, el cual resulta inundado por una apertura total al exterior. Es esa zona oscura primigenia la que podría recordar a los torreones de las malvadas brujas de los cuentos populares, como Maléfica o la reina Grimhilde, la célebre madrastra de Blancanieves, y que parece sacado de una película de animación.
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Uno de los lugares que parece sacado de una auténtica película de cine fantástico es el ayuntamiento de la ciudad de Philadelphia, en Pensilvania. Construido a finales del siglo XIX, el edificio sigue las líneas del estilo Segundo Imperio y destaca su alta torre principal que llega a alcanzar los 167 metros de altitud. Vista desde Broad Street y en plena oscuridad nocturna, el edificio parece sacado de la película Batman, como si de un escenario de la mismísima Gotham City se tratase.
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Otro de los edificios que dan un poco de pavor es el Instituto de Investigación de Medicina Experimental de la ciudad de Berlín. Construido en hormigón armado, su aspecto militar hace pensar que en él nada bueno podría estar desarrollándose, a tenor de esos desagües que pintan como verdaderos cañones de guerra. Cualquier película basada en la Segunda Guerra Mundial, en experimentos nazis o en la vida de científicos locos, podría tener como atrezzo este exterior.
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Un aspecto más futurista tiene la Torre Laberinto de Dubai. Construido por el equipo de arquitectos Al Rostamani Group, el edificio contiene un auténtico laberinto creado por el diseñador Adrian Fisher y ha sido reconocido en el libro Guinness como el laberinto más alto de la historia. A simple vista, esta construcción nos hace pensar en una película tipo Desafío total o incluso en Star Wars.
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Por último, la más asombrosa de las construcciones es la Bahnhof Office en la ciudad de Estocolmo. Esta oficina está construida en un antiguo bunker de guerra y, sí, se encuentra bajo tierra. El estudio de arquitectos Albert France-Lanord ha sido el encargado en convertir este lugar en una oficina para uno de los más conocidos proveedores de internet y telecomunicaciones del país sueco. Con un poco de imaginación, se puede colocar unos cuantos espías por ahí y simular una oficina de inteligencia estatal, como una verdadera peli de acción.
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