Cuando un joven Rodolphe Lindt comenzó allá por 1879 a crear un proceso por el cual el chocolate pudiese ser comido y saboreado de una forma deliciosa, nunca llegó a imaginar que ese sueño pudiese seguir vivo más de un siglo después. El apellido Lindt es uno de los más conocidos por sus bombones y chocolates, que son famosos por Europa y el resto del mundo. Además, el joven Rodolphe inventó la manera de refinar y amasar el chocolate en un proceso que sigue vivo a día de hoy. Y con ello, una manera de hacer felices a niños y adultos saboreando uno de los dulces más ricos y exquisitos que existen.

Tampoco Rodolphe Lindt llegó a imaginar que esa fábrica de chocolates que comenzó en la ciudad de Berna iba a poder abrir al público su propio museo en la ciudad de Zúrich. Junto a esta fábrica y donde se sitúa la sede corporativa de Lindt la firma de arquitectos Christ & Gantenbein ha levantado un bonito edificio que alberga Lindt Home of Chocolates.

Christ & Gantenbein ha construido un museo pensando en las infinitas posibilidades del mundo el chocolate. Al exterior, el edificio se construye en ladrillo rojo y blanco. Ese ladrillo rojo se mimetiza con la sede inicial del complejo y le otorga continuidad al conjunto. El empleo del ladrillo vidriado blanco le otorga personalidad y le convierte en punto de reunión para grupos y visitas.

Al interior, Christ & Gantenbein han creado un mundo propio y absolutamente alejado de lo que una fábrica tradicional ofrece. El uso del blanco y el gris le otorgan un halo futurista, que recuerda al de la película de Charlie y la fábrica de Chocolate. Si el parecido es casual o no, lo que se consigue es que el espectador tenga conciencia de estar en un lugar diferente a todo lo que le rodea en el exterior. El juego de curvas y contracurvas del museo Lindt, tanto de los balcones, las escaleras de caracol y los pilares, recuerdan las formas curvas de los bombones que la marca elabora a escasos metros de allí.

Todo el espacio queda distribuido por un gran hall de entrada de unos 64 metros de largo, donde se sitúa una escultura que rememora una paleta de artesano chocolatero por la que cae el oro chocolatero sobre un bombón. A partir de ese punto de entrada, Christ & Gantenbein organizan el espacio en ese juego barroco de curva y contracurva, lúdico y suave, que invita al visitante a recorrer este museo Lindt por completo.

Sin duda alguna, Lindt Homes of Chocolates hará las delicias de todos sus visitantes. No sólo por ser el sueño de cualquier amante del mundo de los chocolates. También por la tienda que alberga el museo y donde, tras la visita de interés correspondiente, el visitante puede terminar el recorrido con una merecida recompensa.