A quién no le gusta pasar una tarde de café y amigos mientras se disfruta de una charla y unas risas amenas. Y si se acompaña de un pastelito, mejor que mejor. Las pequeñas cosas de la vida son las que nos dan alegrías. Y si con ellas saciamos el estómago, matamos dos pájaros de un tiro. Si además, el lugar escogido para el fin nos resulta entretenido, rizamos el rizo. Pero si encima podemos hacer deporte, el lugar resulta de diez.

Algo parecido ocurre en la ciudad de Daejeon, en Corea del Sur. Al lado de una ruta de senderismo, que conduce al Parque Nacional de Gyeryongsan, se ha instalado un complejo de dos edificios en ladrillo visto construidos por Nameless Architecture. Dicho esto así, no nos llama la atención. Pero si esos edificios albergan sendas rampas en ladrillo y hormigón para practicar con monopatín, patines o bicicleta saltos y equilibrios, la cosa ya va cambiando.

Y es que esta función anexa le da un toque de diversión al complejo. Las ventanas de ambos edificios están orientadas de forma que se puede contemplar el espectáculo de los skaters desde sendos graderíos, desde el interior, sin pasar ni frío ni calor. Si además uno de los edificios resulta ser una cafetería y el otro una panadería, pues con ello disfrutamos de un entretenimiento asegurado y de un lugar de reunión ameno y, gastronómicamente hablando, satisfactorio.

Tomarte un café con churros viendo a los chavales disfrutar sobre ruedas, haciendo peripecias, no tiene precio. Y si uno se cansa del espectáculo, puede irse a dar un paseo por una de las rutas del parque natural y bajar las calorías de más ingeridas. Luego si eso, a la vuelta, pues compras el pan y para casa.

Lo práctico y lo útil se unen así para dar vida a una zona y unos edificios que están llamados a ser un lugar importante de reunión y disfrute, no sólo de los más jóvenes. La nueva visión de Nameless Architecture amplía el concepto de construcción para jóvenes y mayores, uniéndoles en un espacio donde el deporte es el nexo de conexión.

Fotografía Kyung Roh.