Cuando hablamos de alimentos lo primero que pensamos, de manera inconsciente, es en comida. Es inevitable, a fin de cuenta el cuerpo necesita «gasolina» para funcionar. Pero desde el punto de vista de un diseñador, ya sean alimentos naturales o manufacturados, todos y cada uno de ellos tienen una parte visual de la que también podemos inspirarnos. Todo diseñador, artista o creativo sabe lo importante que es nuestro lado más «vampírico», ese que nos inspira a reproducir y desarrollar ideas a partir de lo que nos rodea.
El artista italiano Diego Gugliermetto, ha sido uno de los que ha visto el potencial de la comida. ¿A quién no le gustaría estar sentado en un bar sobre un pastelillo gigante? Los golosos apreciaran la variedad de pastas y dulces que harán salivar a más de uno. El artista y diseñador empezó a «jugar» con el poliuretano mientras asistía a la escuela de arquitectura, desde entonces siguió creando piezas de mobiliario de lo más dulces.
Aunque no es el único que se atreve con diseños que parecen comestibles. La casa polaca WarmHouse propone este sillón-banana donde la comodidad está asegurada. Con un trono como este, está claro que nuestro lado más primate estará de lo más complacido.
Y es que la decoración de interiores parece que hace hueco a versiones no comestibles de nuestros platos preferidos. La diseñadora Valeria Audrito se ha inspirado en la simple y harmónica forma de un huevo frito para esta comoda alfombra con cojines incorporados. Pero si de huevos va la cosa, no podemos olvidarnos de las camas nido de Merav Salush Eitan y Gaston Zahr. The Giant Bird Nest, unas cama que con su nombre describe a la perfección su forma ergonómica.
A el diseñador Jenny Pokrivalo también se le ocurrió una idea brillante inspirado por el manjar japonés por antonomasia, el sushi. Creó esta divertida serie de toallas, que cuando están plegada correctamente se asemejan a los diferentes tipos de rollos de maki. No es el único trabajo de diseño de Pokryvailo inspirado en peces, también desarrolló unos clips igualmente peculiares, Paper Clips Sardina, que vienen envasados en un lugar fresco y «reutilizable «, una lata de sardinas.
Pero no son los únicos que se inspiran en manjares, el diseñador Jeremy Scott, príncipe del pop de moda, presentó su primera colección para la marca Moschino italiana como un homenaje a la comida basura americana. En su pasarela las modelos lucieron ropa que imitaban el envasado de alimentos como barras de chocolate de Hershey, Cheetos y Budweiser o incluso McDonals.
Con un menú como este, está claro que hay diseños que abrirá el apetito de unos cuantos.
Deja una respuesta