El agua es uno de los elementos básicos para la vida en este planeta. Tres cuartas partes de este elemento está presente, en sus tres estados, por todo el globo terráqueo. Incluso el ser humano está compuesto en gran medida por agua. Sin este líquido primordial seguramente este planeta sería inhabitable y los seres vivos no existirían.


El agua de por sí tiene un gran poder de atracción. Pasa algo parecido como con el fuego. Sentir el agua sobre la piel produce un efecto calmante, desestresante e incluso hipnótico. Oír el fluir del agua también produce un efecto relajante, tranquilizante. Es como sentir la calma en nuestro sistema nervioso al oír el murmullo del agua, ya sea en forma de río que desciende por el cauce o las olas del mar muriendo en la orilla de la playa.

Pero también el agua puede producir un efecto visual calmante. Incluso si este agua se encuentra plasmada en un lienzo. El artista Ralf Heynen sabe muy bien cómo atrapar bajo el óleo el efecto del agua en sus obras. Desde los Países Bajos, Heynen atrapa cada gota de este bien preciado en cada una de sus pinceladas. Las ondulaciones, los juegos expansivos, los reflejos, los efectos del sol sobre su superficie… cada uno de ellos queda extraordinariamente plasmado sobre la superficie de la tela.


No sabemos qué puede llegar a ser más impresionante dentro de su técnica pictórica. Si el efecto fotográfico que consigue en su obra o la soltura con la que llega a reflejar el agua en sus cuadros. Sin duda alguna, el dominio que posee es delicado y magistral. Un lienzo que casi cobra vida con tan solo mirarlo. Un realismo que evoca una destreza única con los pinceles que solo podría venir de un artista como Ralf Heynen.
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