Que los tiempos cambian es un hecho real. Nadie diría que, hace veinte años, cualquiera podría ganarse la vida siendo influencer. Y hoy día es una realidad palpable. Que sea más o menos rentable ya es otra cosa. Depende si el influencer en cuestión es más o menos conocido y de la cantidad de seguidores que tenga en sus redes sociales. Porque lo asombroso de todo este asunto es que las redes sociales han abierto nuevos caminos para explorar en el mundo laboral. Y quién no está conectado a ellas no forma parte del presente ni del planeta Tierra, porque absolutamente todo gira a través de Internet.

Vivir para ver. El que no está actualizado como una aplicación se pierde en un mundo virtual que nada tiene que ver con lo real. Porque, aunque no lo creamos, todo lo que vemos en las pantallas de nuestros aparatos tecnológicos no es tangible. Con un simple apagón eléctrico desaparece todo ese mundo de ensueño iluminado desde una pantalla de led, muy a nuestro pesar. Resulta casi tragicómico que toda esta evolución electrónica sea así de efímera cuando nos cuesta adquirirla un ojo de la cara. Y que se quede obsoleta en un abrir y cerrar de ojos. Como dirían los galos “están locos estos romanos”.

Pues los romanos pueden estar un poquito más locos, aún si cabe más. Y nunca mejor dicho, porque desde Milán llega la Defhouse. Así escrito, seguramente no nos diga más que es el nombre de otro proyecto arquitectónico más. Pero si ya indagamos un poco más en profundidad sobre el tema, nos enteramos que esta casa es la vivienda ideal para un grupo de influencers. La propuesta de este extraordinario proyecto llega de la mano del director de arte John Pentassuglia y de Web Stars Channel.

A imagen y semejanza de la conocida como The Hype House, en esta casa residen jóvenes entre 16 y 19 años que están deseosos de ser famosos y que, a cambio de un contrato con la productora, crean nuevos contenidos para redes sociales como Instagram y Tik Tok. A cambio, estos jóvenes influencers consiguen acuerdos ventajosos con importantes marcas a nivel nacional que también promocionan a través de estas conocidas redes.

La Defhouse resulta así un proyecto específico para una necesidad determinada. John Pentassuglia ha tirado de sus famosos neones, en unos espacios concebidos para ser grabados y fotografiados 24 horas al día, para decorar el interior. Además, el estilo elegido por el diseñador italiano recuerda mucho al Pop Art, esa cultura de masas de usar y tirar que recuerda mucho a la vida efímera de los productos que actualmente se consumen. Pantassuglia no podía estar más acertado haciendo esta elección.

Por lo demás, la decoración está muy acorde con la edad de los habitantes de esta casa. Un toque de Pop Art que mezcla elementos más infantiles con el colorido indiscutible de una lata de conservas Campbell, tuneada por Warhol.

Defhouse, junto The Hype House, se consagra así como la casa de Guadalix del mundo influencer. Una casa acorde con los tiempos que corren y adaptada a las necesidades de las redes sociales. Porque no hay nada como un interior bien acondicionado para que una foto o un vídeo quede perfecto. Porque así es el mundo influencer y solo en unos años sabremos si ha llegado para quedarse o se esfumará de forma tan rápida como la foto que acabamos de subir a Instagram.