Ser diseñador y uno de los usuarios de Instagram más populares no ha empujado a David Delfín a hacer promoción de sus diseños a diestro y siniestro para aumentar su cuota de mercado. Eso se lo deja a otros. Las líneas de la indumentaria y complementos a los que pone nombre y, sobre todo, la tipografía que acompaña a alguno de ellos, son ya tan reconocibles por el público en general que el propio modisto no necesita publicidad extra. Él es suficiente como reclamo. Sin añadiduras ni ingredientes secretos como supuestamente tiene la fórmula del éxito de Coca-Cola. Así es como se muestra en su perfil público de Instagram.

Son muchos los que han caído en la cuenta de que, a pesar de haber centrado en la moda su principal fuente de ingresos y su modo de vida, en su espacio de Instagram aparezca siempre semidesnudo. Es un diseñador que no tiene camisetas. O al menos eso se podría desprender tras echar un vistazo a las más de 1.000 instantáneas que ha compartido con sus 107.000 seguidores, donde cerca de un centenar presume de tener un definido six pack a sus 44 años. ¿Envidia? No la disimulo.

Su gran salto a la fama le llegó en 2002 cuando su colección Cour desmiracles, presentada en la otrora Cibeles, escandalizó a propios y extraños. Se inspiró en el pintor Magritte y en el cineasta Luis Buñuel, pero estas referencias cayeron pronto en el olvido al ver a sus modelos desfilando por la pasarela madrileña con capuchas a modo de burkas y una soga al cuello. Si generó controversia el hecho de que las maniquís no veían por donde pisaban, más lo hizo el hecho de que coincidiese con la explosión de la guerra en Afganistán y su polémico complemento pareciese una clara referencia al régimen talibán.

Ha llovido mucho desde entonces y David Delfín parece haber cogido aprensión a las ataduras. Siempre le ha seguido la fama de ser un hombre con las ideas claras al que no le quita el sueño las críticas recibidas. Hace bien. La vida es muy corta para desperdiciarla. Hay que mostrar siempre al mundo la mejor de las sonrisas y, en el caso del polifacético diseñador, existen muchas. Al menos medio centenar, que es el número de selfies que ilustran este artículo en el que David Delfín, además de presumir de optimismo vital, ya de paso saca a pasear su envidiada tableta de chocolate.

Aunque, si somos justos, no siempre aparece sin camiseta en Instagram, en ocasiones también la lleva, pero continúa siendo un detalle secundario que no logra rivalizar con sus abdominales. ¿Quién podría?