Cada día son más las personas que, por cuestiones éticas, abandonan el consumo de carne o ciertos productos alimentarios de origen animal incorporando la dieta vegetariana o vegana a su estilo de vida o fomentando una agricultura o ganadería autogestionada.
A través de la página de “Cultura Inquieta”, llega a nuestros ojos una imagen de autor desconocido: “Ordeño”. Critica a la ganadería intensiva que manifiesta de forma desgarradora la realidad de muchas granjas industriales, donde los animales dejan de serlo para convertirse en meros productores de carne o alimentos sin importar el dónde y, sobre todo, el cómo. Su alimentación y su cuidado se industrializa para fomentar el engorde de forma rápida y no siempre de la forma más saludable, lo cual repercutirá también después en nuestros cuerpos cuando nuestra dieta dependa de ellos.
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Ese mal-trato animal es el que hace que muchas personas decidan no seguir formando parte de ese hacinamiento insano al que muchos animales se ven expuestos.
Desde aquí no se pretende juzgar, sino lanzar un mensaje de reflexión. Muchos dirán que no existen alternativas, otros pelean porque sí las haya, pero desde luego este debate social trasciende y va más allá del “estar a favor” de comer carne o no.
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Se defiende el no abandono de perros o el cuidado de muchas especies en peligro de extinción, pero la base de la alimentación de nuestro sistema parece lanzar un mensaje doble, una doble moral, el metamensaje se difumina y desde ahí ¿se visualiza un respeto real hacia los animales? ¿Qué piensa sobre ello el lector?
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