NO.
No tienes derecho a decidir lo que quieres llevar puesto.
No tienes derecho a hacer lo que te apetezca.
No tienes derecho a tener tu propia opinión.
No tienes derecho a decidir cómo quieres que sea tu cuerpo.
No tienes derecho a decidir cómo quieres que sea tu vida.
No tienes derecho a romper con los cánones estipulados socialmente.
No tienes derecho a hacer lo mismo que un hombre.
¿Por qué?
Porque no eres un hombre, porque eres una mujer.
¿Cuántos ‘NO’ recibe una mujer a lo largo de su vida?
Este vídeo forma parte de la campaña ‘Poverty is sexist’ (la pobreza es sexista) que ha puesto en marcha la ONG ONE.
Una mujer en el mundo moderno y (vamos a suponer que) desarrollado tiene, de por sí, menos posibilidades que un hombre de: escalar profesionalmente, cobrar lo mismo y ser igual valorada haciendo la misma labor, ser libre a la hora de tomar decisiones sin enfrentarse a críticas y prejuicios… Pues imagina lo que ocurre en países más pobres, donde ni siquiera se las permite hablar, y ya ni pensemos en decidir, opinar, criticar, ser una persona autónoma e independiente con su propio criterio.
¿Cómo salir de esta situación? Con educación, claro.
En la página web de esta ONG un titular reza: 130 millones de niñas no van a la escuela.
Claro, con educación. Ah no, espera… ¿Entonces cómo lo hacemos?
Con educación siempre y cuando tengas derecho puedas acceder a ella, y no te veten la entrada en el colegio por estar con la regla (por normalizar la expresión que se usa en casa). Siempre y cuando no te prohiban acudir a clase para atender las labores del hogar y cuidados familiares. Siempre y cuando tu marido -aunque tengas 10 años-, dueño y señor, considere que tú tienes necesitas aprender algo en ese lugar.
Pero bueno, vamos a ver. ¿Aquí qué pasa? ¿Qué os ha dado a todos con el feminismo últimamente? ¿Está de moda ser feminista o qué?
Esto no es como el que se deja crecer la barba cual hipster. No significa que el feminismo esté de moda (‘o sí’ pensarán algunos, pero aún si lo es, no sería una moda dañina), sino que tal vez la sociedad empieza a tomar conciencia de la injusticia de esta realidad desigualitaria.
Ocurre, que tal vez las mujeres empiezan a cansarse de no poder hablar o actuar como quisieran, y por eso han decidido gritar. Gritan por ellas -aquí y allá-, y por todas aquellas que todavía están obligadas a callar -aquí y allá-.
Porque como dice el eslogan final del vídeo…
‘Ninguna/o de nosotras/os es igual hasta que todas/os nosotras/os somos iguales’
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