Menorca. Uno de los destinos turísticos menos conocido de las islas Baleares. Un lugar tranquilo y paradisiaco. Aguas cristalinas, calas recónditas por descubrir, monumentos megalíticos milenarios y caballos. Porque una de las cosas que definen esta pequeña isla son las tradicionales fiestas de caballos. Durante el estío se celebran por todo la isla esta tradicional costumbre de montar un corcel de bello porte, siguiendo las reglas marcadas hace ya siglos por la que fuera su sociedad estamental. Y no sólo costumbres. También en Menorca la noche y su ocio atraen a los visitantes a los principales municipios, como son Ciudadela o Mahón.

En este lugar, donde el Mediterráneo  se puede disfrutar en todo su esplendor, la firma arquitectónica Nomo Studio ha levantado una villa a la que ha bautizado como La Pasarela. En la zona noreste de la isla, sobre una parcela de 2.600 metros cuadrados, Nomo Studio ha ideado una vivienda de 360 metros cuadrados que ha encantado a sus habitantes.

La parcela se articula en torno a dos vistas principales. La primera, es hacia el mar; la segunda, hacia la parte interior y más alta de las isla, conocida como monte Toro. A la hora de acometer el diseño de La Pasarela, Nomo Studio ideó una plataforma, de forma rectangular, que sirviese de nexo de unión entre ambas vistas. Esta plataforma consta de dos ventanas correderas que permiten una comunicación directa entre las dos zonas una vez quedan abiertas. Así, tanto la terraza trasera, que da a las amplias vistas del monte Toro, queda unificada con la pequeña terraza delantera, que posee unas preciosas vistas al Mediterráneo.

Además, La Pasarela se articula en dos zonas bien diferenciadas. Una, es mucho más diurna; la otra, es más nocturna. La plataforma sirve de límite natural entre una y otra. Durante el día, la vida se desarrolla en torno a esa primera zona, mucho más de tránsito y de quehaceres diarios. Por la noche, las necesidades cambian y todo gira en torno a esa segunda zona, más íntima y destinada al ocio.

A pesar de esta división, esto no ha supuesto ninguna dificultad para que La Pasarela sea capaz de albergar cinco dormitorios, un garaje y una piscina. Cada uno de los espacios que conforman la casa se articula en forma de cubo. Este poliedro va a marcar el aspecto exterior de la vivienda, ya que todos ensamblados en torno a la pasarela adquieren la forma de una especie de espacio pixelado.

Villa La Pasarela se configura así como una vivienda amplia, perfectamente articulada, donde los espacios están claramente delimitados tanto por su función como por su ubicación. La practicidad convive así con la elegancia y modernidad de sus formas exteriores e interiores, disfrutando de las ventajas de un enclave maravilloso.

Fotografía Adrià Goula.