Una de las regiones más bonitas de Francia es la denominada Bretaña. Bañada por el Canal de La Mancha, esta zona tiene muchas en común con el país que comparte nombre. Si Gran Bretaña es la cuna de Stonehenge y el folclore asociado a los druidas, la Bretaña francesa cuenta con los megalitos de Carnac y con Brocéliande, el lugar de residencia de Merlín. Como nunca se sabe qué fue antes, si el huevo o la gallina, el trasvase de influencias culturales antiguas entre la isla y el continente han sido constantes en esta región francesa. Aunque lo que no sabemos es si fue de isla a continente o de continente a isla.

Sin embargo, a pesar de estas semejanzas, la Bretaña francesa también cuenta con sus propios elementos diferenciales. Así, nos podemos tropezar con la fortaleza medieval de Fourgères o Combourg, con las impresionantes y características château renacentistas como la de Josselin. No obstante las diferencias siempre remarcan el carácter único de un lugar. Y la Bretaña lo es.

Y una de esas diferencias, en este caso creada por la naturaleza, lo marca la zona del golfo de Morbihan. En ella se encuentra la Reserva Natural de las Marismas del Séné. Un lugar que acoge una gran diversidad de aves acuáticas. Y es aquí donde se encuentran unas esculturas que hacen que la visita al lugar no pase desapercibida.

Bautizadas como las esculturas del pantano, estas obras conjugan el sentir especial de su creadora, Sophie Prestigiacomo. La relación entre la naturaleza y el ser humano es el punto de partida de la reflexión de esta artista. La historia de los pueblos galos no se entiende sin su vinculación a la naturaleza. La mayoría de las tribus celtas que habitaron el continente tienen una relación especial con el cuidado de la madre Tierra, la conexión con los árboles y elementos que forman parte de ella, el conocimiento de las plantas medicinales, los rituales en relación con el cambio de estación, las festividades y cultos referidos a los ciclos de cultivo, su veneración por el firmamento nocturno y su conexión con los ciclos lunares. Son tantas las conexiones entre estas tribus y el entorno donde vivían que no nos llegaría con un artículo.

Sophie Prestigiacomo conoce sobradamente la historia de la Bretaña, su conexión con los galos y las leyendas asociadas a Merlín, Lancelot o los seres que habitan los bosques. Y estos seres pantanosos representan justamente a los seres o espíritus que habitan las marismas. Los antiguos solían dar forma humana a todo aquello que tiene vida: montañas, ríos, mares, bosques… De esta forma, si humanizamos todos estos elementos naturales, es más fácil empatizar con todos ellos. Y también es más sencillo entender los ciclos naturales y la existencia en este planeta.

Para la realización de estas figuras, Sophie Prestigiacomo ha recurrido a la utilización de esqueletos metálicos sobre los que construir sus figuras de algas y barro. Si las observamos con detenimiento podemos capturar sus detalles. Algunas de ellas resultan un tanto espeluznantes y dan repelús por el carácter realista que toman. Otras pueden pasar casi inadvertidas al encontrarse camufladas entre árboles y el barro de la marisma. Pero todas ellas forman parte de un mismo lugar, al que representan de forma humanizada, para enseñarnos a convivir en paz con él.  

Y a tí, ¿cuál de todas las esculturas de Sophie Prestigiacomo te ha resultado más terrorífica?