Cuando uno es niño tiende a magnificar todo lo que encuentra a su alrededor. Incluso por muy cotidiano que el asunto en cuestión resulte, todo chiquillo tiende a encumbrar cualquier logro que consiga. Y razón no falta. La vida es un reto constante desde que nuestros pulmones empiezan a oxigenarse por sí solos la primera vez. Cada paso que se da es un triunfo. Y cada triunfo supone una meta alcanzada y celebrada.
Cada uno de nosotros somos capaces de recordar las tardes en el parque, donde había columpios, toboganes y todo tipo de aparatos para actividades que suponían un reto a superar. Desde el puente para colgarse con las piernas como un murciélago, los elementos de escalada, hasta aquellos que requerían una fuerza física para superarlos se convertían en una verdadera prueba de fuego para los más jóvenes. Eso sí, una vez conseguido el triunfo la satisfacción que suponía era insuperable.
El artista Mark deJong siempre ha estado fascinado por los columpios. Que un simple asiento sostenido por dos cuerdas o cadenas pueda despertar tantas sensaciones a la hora de desafiar la gravedad y la velocidad es asombroso. Y esta fascinación es la culpable de que deJong haya planificado una instalación en torno a un columpio.
Swing House resulta así un proyecto de hogar en torno a un columpio. El espacio central de la casa está ocupado por el arco de balanceo que proporciona este juego infantil. A simple vista, el edificio exterior no resulta nada llamativo con respecto al entorno en el que se ubica. El color azul de inmueble no llama la atención del conjunto de casas del siglo XIX de un barrio de Cincinnati, de las que forma parte, y que son muy similares en estructura y estilo entre sí. Sin embargo, al interior notamos que el espacio de tres pisos en el que aparece subdividido al exterior ha sido unificado al interior.
Se crea así un espacio amplio, sin divisiones horizontales y sin paredes interiores, un lugar aunado con un único punto de referencia. Ese punto central es el que distribuye el resto de los elementos que complementan la Swing House, como son el dormitorio, la cocina, el salón o la escalera que lleva al sótano. El columpio y su balanceo es el que marca la vida y el espacio de la casa, con el único objetivo de conseguir una liberación reflexiva. La felicidad y el sentimiento de libertad que otorga el impulsarse y columpiarse en este sencillo aparato es lo realmente importante para habitar este lugar.
Swing House se constituye como la obra de retorno a sus raíces de Mark deJong, un sueño hecho realidad para el artista. La instalación es la culminación de 30 años de trabajo en el mundo del arte y una fantasía convertida en algo material y tangible. Además, el proyecto ha sido tan alabado que deJong está trabajando en una vivienda cercana en otra obra que seguro sorprenderá.
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