No cabe duda de que arte y diseño son testigos palpables de la conciencia colectiva y cultural. En ocasiones ese retrato testimonial no sólo proviene de aquellas representaciones plásticas tradicionales creadas bajo un prisma meramente estético sino que se muestra en otros pequeños retazos artísticos quizá no tan reconocidos. La música, como vital expresión cultural, tampoco escapa a este concepto: durante las últimas décadas las portadas de los discos han plasmado el espíritu y el carácter de una época.

Warhol estampando su pop art en las covers de The Velvet Underground, Rolling Stones o John Lennon; el propio Banksy, que ya rubricó el álbum Think Tank de Blur en 2003 o Jeff Koons adornando el último de Lady Gaga… Archiconocidos son los casos de artistas de renombre que han contagiado con sus pinceladas al mundo del arte sonoro… Fotografía, ilustración o pintura forman parte ineludible de una iconografía que ofrece inolvidables diseños que, junto a una tipografía simbólica, se grabarán a fuego en la historia de la música. Aquí repasamos algunos de estos grandes hitos del rock, punk y heavy metal.

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Este tipo de diseño, que cuenta con sus propio reconocimiento -los Best Art Vinyl Awards-este año para Michael Kagan a cargo de la cover de White Lies-, ha sido el objeto de deseo de un variopinto abanico de creadores que han logrado plasmar movimientos, notas y sonidos de una época en poco más de las 12 pulgadas (30,5 cm) de diámetro existentes en un vinilo de antaño; joyas musicales que cuentan hoy en día con un mercado cada vez más en auge cuya transgresión e indocilidad han permitido incorporar emblemáticas creaciones.

Muchas de estas reliquias vienen de la mano de Pink Floyd y de Storm Thorgerson, autor de las mejores de sus portadas. Fallecido hace casi un año, este artista que coincidió  en el instituto con algunos de los miembros del grupo de rock sinfónico, creó, bajo la firma ‘Hipgnosis’ junto a Aubrey Powell, algunas de sus míticas portadas como The Dark Side of the Moon (1973) o Wish You Were Here (1975). Led Zeppelin también lleva su firma en la portada de Houses of the Holy, inspirado en la novela El fin de la infancia (1953) de Sir Arthur Charles Clarke – autor de  2001: Una odisea del espacio (1968)- que recrea a modo collage con fotografías de múltiple exposición de dos actores en las Giant’s Causeway de  Irlanda del Norte.

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Precisamente la fotografía identificó muchas de las instantáneas de esta época, y no sólo Iain Stewart Mcmillan, autor de la instantánea de los Beates cruzando Abbey Road en 1969. También su colega británico, Mick Rock logró inmortalizar a icónicas de leyendas como Queen, David Bowie, Iggy Pop, Los Ramones, Thin Lizzy o Mötley Crüe. Una de sus obras identifica la portada de Queen II (1974), un icono estilo glam rock que se convertiría un año después en todo un símbolo tras su utilización en el vídeo de Bohemian Rhapsody. En ocasiones son han sido los intérpretes los creadores de sus propias portadas, tal es el caso de Freddie Mercury que ideó la imagen pop art para Hot Space (1982).

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También la ciencia ficción ha aportado su inspiración. Posteriormente, el disco News of the World (1977) de los británicos se inspiró en la pintura de Frank Kelly Freas que representaba un robot inteligente gigante sosteniendo el cadáver de un hombre; una pintura que el propio artista accedió a modificar para reemplazar al susodicho por los cuatro miembros de la banda.

En otros casos, ha sido el carácter irreverente del artista la mejor excusa para fusionar música, iconografía y espíritu. El desafiante Jamie Reid fue el idóneo para reflejar la personalidad de The Sex Pistols, que utilizaron uno de sus diseños para su mítico single God Save the Queen. Este artista inglés anarquista creó con letras recortadas de titulares de periódicos -al más puro estilo de una carta de rescate- la más conocida imagen del punk rock. Su  diseño para Anarchy in the UK, con la conocida bandera desgarrada, está considerada como la obra fundamental de esta estética. No en vano, años más tarde, en 1997 este artista produjo una serie de serigrafías para el vigésimo aniversario del nacimiento del punk rock.

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Quizá fue ese carácter ‘provocador’ el buscado por Metallica para materializar en su portada la ruptura con el sonido que le había caracterizado como una de las grandes bandas de heavy metal. Load abandonaba, sin previo aviso, su sonido y para ello recurrieron a Andrés Serrano, conocido por sus fotografías de cadáveres y su polémico trabajo Piss Christ, una fotografía de un crucifijo sumergido en un vaso con la orina del propio artista. Sus  obras Blood and Semen III y Piss and Blood, fueron las encargadas de inmortalizar dicha polémica metamorfosis para sus discos Load (1996) y ReLoad (1997) respectivamente. Sin embargo, el efecto de dicha provocación –tanto en diseño como en sonido- no fue el esperado probablemente por Hetfield y compañía.

En cuestión de diseño, Kiss, la banda del merchandising por antonomasia, no podía ser menos. El ilustrador californiano Michael Doret, quien ya diseñó su portada de Rock And Roll Over en 1977, reincidió recientemente con el diseño de la portada del álbum Sonic Boom en 2009.  Bob Defrin ostenta el honor de haber diseñado en 1977 el logo de una de las más icónicas bandas, AC/DC, utilizado por primera vez en Let There Be Rock así como la portada de Back in Black (1980), primer álbum tras la muerte de Bon Scott y que ofreció, con una cubierta simple pero intensa, todo un símbolo para la historia de la música.

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Otra de las grandes, Iron Maiden, goza de rúbrica artística también, la del británico Derek Riggs, diseñador no sólo de The Number of the Beast (1982) sino también de su ¿inseparable? Eddie, the Head, basado en ‘Electric Mathews Says Hello’, dibujado por Riggs para simbolizar el movimiento punk de los 70 en el Reino Unido. El ‘Eddie’ de Riggs, bautizado así porque sólo usaba su cabeza, acompañó a la ‘dama de hierro’ desde Iron Maiden (1980) hasta Somewhere Back in Time (2008). Riggs también ha realizado creaciones para otro mítico personaje, ‘Fang Face’ de Gamma Ray.

Son solo algunos ejemplos de una larga lista de creatividad y originalidad que acompañan al mundo del cover art y que merecerán otro capítulo de Malatinta como digno reconocimiento y homenaje.