La mayoría de las veces pensamos que un proceso creativo requiere de un momento de inspiración. Aunque ésta sea uno de los elementos indispensables, la imaginación y la capacidad de desarrollo de esa idea primigenia son fundamentales dentro del proceso. Cuántas veces, en una reunión de amigos, una comida, una charla con familiares o conocidos, nos ha surgido un “click” en la cabeza que antes no habíamos sido capaces de comprender. Incluso viendo una película, leyendo un libro, organizando nuestras cosas ha surgido un recuerdo o un sentimiento al que hemos podido acceder para darle ese momento de reflexión que antes no habíamos necesitado. Y si ya hablamos de sueños y pesadillas, como puntos de partida de ideas brillantes que acaban en película de terror o narrativa popular, muchos consagrados guionistas o escritores seguramente levantarían la mano para decir: sí, yo también he sentido el “click” en ese preciso, loco, absurdo o terrorífico momento.

Seguramente muchos filósofos griegos hubieran dicho que las Musas tienen maneras, a veces peculiares, de acercarse a los mortales para insuflarles la inspiración divina. Pero sin el don del desarrollo de la misma no tendríamos obras maestras en las distintas manifestaciones artísticas que conocemos. Muchos artistas necesitan de lugares tranquilos, espaciosos, alejados del día a día ordinario, para desarrollar ese “click” mental hasta sus máximas consecuencias. Otros, por el contrario, prefieren el mundanal ruido que nos acompaña para tomar otras ideas a las que asociar a ese “click” inspiracional. Sea como fuere, el sueño de la razón siempre produce monstruos.

La cabaña del cineasta, diseñada por Pirinen & Salo, es el resultado de esa necesidad de búsqueda de tranquilidad, en un lugar retirado, junto al lago Porovesi, para desarrollar la creatividad. Finlandia es uno de esos lugares que parecen perdidos en el fin del mundo, sobre todo cuando las nieves lo cubren todo. Un lugar así puede ser el escenario perfecto para dar rienda suelta a la imaginación. Sin vida humana cercana, a merced de los elementos y los animales del bosque, parece que las propias emociones internas generan el combustible necesario para poner en marcha la creatividad y dar como resultado obras sorprendentes para un público ávido de novedades constantes.

Así, la cabaña del cineasta de Pirinen & Salo se construye en madera, utilizando la vieja técnica de construcción sobre postes. Con una cimentación realizada con piedra, reutilizando los de un antiguo edificio en ruinas, los postes de madera se elevan para crear una cabaña muy peculiar. Su aspecto puede recordar una película de terror. Pero, en realidad, la madera recubierta de alquitrán parece más buscar la similitud de las antiguas construcciones stavkirke o iglesias medievales nórdicas. Una amplia escalinata salva el desnivel del terreno que conduce al lago y le da ese aspecto un tanto más terrorífico.

La cabaña se articula en torno a una bóveda de cañón, que le da la altitud y amplitud necesarias al edificio. Esa bóveda permite un espacio a dos alturas, donde la parte inferior se destinan a una sala de estar o lugar de trabajo, un baño, un pequeño almacén, y la parte superior, que alberga el dormitorio. Además, ese juego de alturas permite que la puerta principal, una gran cristalera, adquiera una dimensión única de espacio abierto hacia el exterior.

El interior de la cabaña del cineasta está revestida en roble oscuro en su totalidad. Pirinen & Salo otorgan a este espacio una gran importancia de almacenaje, para poder situar libros, música y películas. Como si de un lugar de trabajo se tratase, la cabaña tiene todo lo indispensable para que un cineasta pueda recurrir durante sus momentos de creación. Y para hacer el conjunto mucho más confortable, una chimenea de hierro otorga ese punto de calidez necesario para las duras condiciones climatológicas del norte de Europa.

La cabaña del cineasta de Pirinen & Salo se convierte así en un refugio creativo para su autor. Un lugar donde disfrutar de la soledad, de la tranquilidad, del espacio natural, de la lectura y el ocio. Pero, a la vez, un lugar donde los monstruos de la razón se preguntan, se responden, reflexionan y dan como resultado una obra fílmica de la que los demás van a disfrutar.

Fotografía Marc Goodwin.