El desierto de Nevada acoge desde 1986 el festival Burning Man en Black Rock City, ciudad temporal creada para el evento y que posee la especial característica de no tener gobierno alguno. Un movimiento artístico de autoexpresión y autosuficiencia radical -tal y como lo definen- en la que el mercantilismo está vetado y, por tanto, el anticapitalismo es uno de sus principales fundamentos.

Y, aunque desde hace algunos años el festival esté sufriendo el desembarco de múltiples ricachones y estrellas mediáticas que, de algún modo, ensucian el modelo de utopía socialista de la que el Burning Man hace bandera -y por la que este año se han ganado el boicot de sus lujosos búnkeres privados-, su espíritu sigue vigente.

La edición de este año ha llegado a su fin esta semana. Os dejamos algunas de las impactantes imágenes del espectacular evento:

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En 1997 la ABC estadounidense recogía en un reportaje la esencia y magnitud del festival que por aquel entonces ya congregaba a 10.000 asistentes. Hoy, casi 10 años después, son más de 70.000.