Personajes famosos, presos políticos, miembros de la oposición al Gobierno y muchos otros han aceptado ser amordazados, maltratados y vejados en la última serie fotográfica de Daniel Bracci, que desea alzar la voz silenciada de aquellos ciudadanos venezolanos que no pueden expresar sus ideas, pensamiento u opiniones con total libertad. La censura a la que ha sometido el presidente Nicolás Maduro a su pueblo puede condenarles al ostracismo, pero no por ello van a quedarse de brazos cruzados a esperar tan oscuro destino. Esto es lo que opinan más de 120 rostros conocidos del mundo de la cultura, la política o la televisión que ofrecen su imagen como vía de denuncia contra la falta de libertad de expresión en su país bajo el título Mordazas en Venezuela.
Un objetivo común ha unido a este centenar de figuras públicas frente al objetivo de Daniel Bracci, quien se ha prometido a sí mismo hacer que la muerte de su abuelo, que tuvo lugar en medio de un altercado con la policía, no quedase sea en vano. “Fue a causa del fallecimiento de mi abuelo por el hampa en Venezuela y quise darle a todos los venezolanos una ayuda de mi parte. Quise dar a través de mi trabajo lo que estamos viviendo todos los venezolanos en nuestro país”, reconoce el artista en un diario nacional.
A partir del pasado 12 de febrero el país se ha visto envuelto en una escalada de violencia. Un clima de tensión en el que el descontento popular empuja a los ciudadanos a echarse a las calles a reclamar por sus derechos, mientras que el Gobierno cumple su amenaza de “castigar con todo el peso de la ley a sus detractores”, aunque eso conlleve poner mordazas a su pueblo.
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Gracias a la iniciativa de Bracci y a la colaboración de más de un centenar de figuras de gran calado en Venezuela, la situación por la que atraviesa el país sudamericano ha roto la barrera del silencio. Si no se conoce, no existe. Esa lacra social en la que los medios de comunicación juegan un papel decisivo y que al caer en las manos inadecuadas se puede pervertir. Precisamente lo que ocurre en estos momentos con la opresión a la que se ven sometidos los venezolanos, que denuncian estar bajo el yugo de una dictadura vestida de democracia. Un lobo con piel de cordero, siempre la misma historia con distintos monigotes como protagonistas.
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Parte del éxito a la hora de difundir las imágenes de Bracci se debe a las redes sociales. El cámara venezolano ha utilizado como medio de denuncia social su perfil personal de Twitter donde ha compartido su trabajo. Fotografías muy provocativas, angustiosas y en las que no hacen falta las palabras para darse cuenta de lo que sus protagonistas desean expresar. Desesperación, asfixia, frustración, impotencia, rabia, ira y, sobre todo, mucha tristeza por ver cómo su país natal ha caído en las redes del despotismo, la censura y la opresión. A esta iniciativa se han sumado desde Boris Izaguirre, por citar el más conocidos en nuestras fronteras, hasta activistas políticos de renombre, pasando por una infinidad de artistas, presos políticos, miembros del poder judicial, reinas de la belleza internacional e incluso personas de a pie que desean hacerse oír en un país condenado al silencio.
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