Con una población que supera los 7 mil millones de habitantes y no para de crecer, no es difícil preguntarse ¿cuándo agotaremos nuestros recursos naturales?. Desde Malatinta, ya os hemos hablado de la importancia que tiene el reciclaje en el medio y ambiente y cómo poco a poco estamos destruyendo «queriendo o sin querer» nuestro «tesoro» más preciado: el planeta. Plastic Pollution Coalition, Mary Ellen Croteau, KhalilChishtee, Tim Noble y Sue Webster, Elisa Insua o el famoso artista del fuego Steven Spazuk son algunos de los artistas concienciados con el medio ambiente y cuyos trabajos han girado en torno al preocupante daño que estamos generando por nuestro egoísmo y ambición. Marcas como Ecoalf han querido demostrar que, gracias al reciclaje, podemos crear prendas igual o mejor que las diseñadas con pieles o materiales animales evitando así la destrucción y crueldad animal.
«A veces, las personas no se dan cuenta de que en su rutina diaria consumen demasiados recursos a una velocidad abismal, convirtiendo sus desechos en basura y polución.»
El artista portugués Bordalo II, se suma a la necesaria moda de demostrar cómo con el uso de materiales desechados se pueden crear obras de arte sin perder la calidad artística ni ser desvaloradas. Su proyecto comenzó este pasado verano, en el que decidió ir creando distintas esculturas durante su viaje de Aruba a Estonia y en el que neumáticos, parachoques, paneles de puertas e incluso vehículos enteros daban vida a enormes y espectaculares flamencos, zorros o iguanas que se instalaban en paredes como si de un enorme mural estuviésemos hablando.
«La idea es representar la naturaleza misma, en este caso, los animales. Todo a partir de materiales que son reciclados antes de ser destruidos», añade. «A veces, las personas no se dan cuenta de que en su rutina diaria consumen demasiados recursos a una velocidad abismal, convirtiendo sus desechos en basura y polución.»
Obras que nos ayudan a reflexionar
El objetivo de Bordalo II no sólo se centró en remarcar la importancia del uso del reciclaje, sino que, en cada una de las ciudades o países por los que se dejaba caer, reflexionaba sobre la manera en que el uso egoísta de los recursos naturales afectaban a los animales. Durante el festival de arte Street Art Jam 2016 en Estonia creó una enorme ardilla voladora, ya que este animal ha visto desaparecer su hábitat y, por lo tanto, su población ha disminuido de manera progresiva debido a la brutal deforestación que asola los bosques en los que vive.
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