Generalmente pensamos que triunfar en Hollywood con un personaje de ficción es lo mejor que le puede pasar a un actor o actriz en su carrera. Fama, más trabajo y por su puesto más dinero. Pero a veces esta fama se puede volver en su contra, sobre todo cuando ese papel tan aclamado les ha llegado por casualidad y no por elección propia.
Esto es lo que le ocurre al protagonista del recién estrenado largometraje del director Alejandro González Iñarritu; Birdman. Michael Keaton encarna a un actor de Hollywood, conocido por haber sido Birdman o el hombre pájaro, un superhéroe con alas negras y habilidades sobrenaturales.
Sin embargo, Birdman se convierte en un estigma que le acompaña durante toda su trayectoria, incluso cuando decide lanzarse y pasar de ser un actor de Hollywood a uno de Broadway. Birdman no cesa de aparecer en su mente para desalentarle recordándole lo grande que fue en el pasado y lo poco que va a conseguir como productor y actor de teatro.
Y es que este tipo de situaciones son muy frecuentes en el mundo del cine, actores como el Elijah Wood o Daniel Radcliffe han tenido que luchar contra viento y marea para demostrar que eran más que Frodo o Harry Potter, que más allá de sus personajes están ellos y su talento interpretando. Leonardo Di Caprio nos ha demostrado con creces que es un actor de primera categoría después de actuar en Origen, Django Desencadenado o El Lobo de Wall Street, pero durante muchos años fue “el chico de Titanic”. Y como ellos, muchos otros, por no mencionar al propio protagonista de Birdman, o más conocido como Batman.
Birdman: La inesperada virtud de la ignorancia, refleja de una manera magistral los entresijos del teatro mezclando la drama interno del personaje y su pasado, con un elenco de actores de primera. Emma Stone, Edward Norton o Naomi Watts interpretan a los actores en la obra de teatro “De qué hablamos, cuando hablamos de amor” (What We Talk About When We Talk About Love).
Las críticas feroces, la capacidad de imaginación y ensoñación y lo intenso del teatro se juntan en una comedia atípica, que parece grabada en un mismo plano de inicio a fin, de las que merece la pena ver en pantalla grande.
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