Atención a todos los lectores. Se prohíbe terminantemente leer este artículo. No apto para bibliófilos. O puede que sí… Los amantes de los libros y del buen leer tienen una cita obligada con el tema que el artículo de hoy desarrolla entre sus párrafos. Desde la época griega, estas bibliotecas o “cajas de libros” eran los lugares destinados a albergar los rollos de papiro que recogían el saber de aquel momento, muy lejos del sentido práctico que le dieron a estos lugares las culturas del Oriente Antiguo cuyo principal cometido era recoger, por medio de tablillas de barro cocido, toda actividad de tipo administrativo, religioso, político o económico que ocurría dentro de los muros de sus ciudades.

Hoy en día, las bibliotecas son lugares de estudio, trabajo y saber al alcance de todos los públicos. Pero no todas las bibliotecas son iguales ni todos los catálogos que albergan tienen la misma importancia. Incluso el acceso a muchas de ellas es complicado si los documentos que se consultan tienen una especial relevancia histórica y su contenido es de un marcado acceso restringido, sólo apto para unos cuantos privilegiados como es el caso de investigadores y doctores. Por ello, hemos hecho una selección recorriendo el continente europeo y rescatando algunas de las más interesantes para el lector.

Cuando se inauguró en el siglo III a.C., bajo el reinado de Ptolomeo I Sóter, la biblioteca de Alejandría llegó a albergar más de 900.000 papiros y manuscritos entre sus paredes y fue el lugar de estudio e investigación más importante de todo el mundo conocido en aquel entonces. Y aunque el incendio durante la época de Julio César llegó a calcinar más de 40.000 ejemplares, fue realmente la acción militar ocasionada por el emperador Aureliano, al intentar recuperar la ciudad de la invasión palmira, la que ocasionó su destrucción. El nuevo edificio que se construyó fue inaugurado en 2002 e intenta recuperar el espíritu de su predecesora, situándose muy cerca del lugar donde estaba la original. Cuenta con una sala de lectura en 11 niveles en cascada de 70.000 metros cuadrados y alberga 8 millones de libros en su catálogo. Una verdadera catedral del saber.

Las bibliotecas de arte más espectaculares del mundo

 

Si nos desplazamos hasta el norte de Europa, el Trinity College de Dublín tiene una de las bibliotecas más impresionantes del mundo. Esta Universidad es una de las más antiguas del país y alberga una de las salas de lectura más completas y bonitas de todo el continente. Con el nombre de Sala Larga se construyó entre 1712 y 1713  un espacio de 65 metros de largo que alberga 200.000 volúmenes de obras antiguas entre las que se encuentra el Libro de Kells, un manuscrito miniado por los monjes celtas en el siglo IX que recoge los cuatro evangelios bíblicos, y el arpa gaélica de Brian Boru, todo un símbolo de Irlanda.

En Centroeuropa se encuentra una de las bibliotecas más antiguas del continente. Fundada en el 1143, en pleno románico, la biblioteca checa de la abadía de Strahov rezuma aires barrocos tras las reformas acometidas en el siglo XVII. La Sala Teológica y la Sala Filosófica son dos joyas que recogen libros iluminados de la Edad Media, mapas, grabados y globos terráqueos. La primera, que alberga 18.000 volúmenes sobre la Biblia,  fue creada por el arquitecto italiano Giovanni Orsi y está decora en su techo con un amplio fresco sobre la Sabiduría como camino para llegar a Dios. La segunda fue realizada por el arquitecto Jan Ignác Palliardi y alcanza una altura de 14 metros donde se sitúan estanterías de lado a lado con obras sobre filosofía. La sensación entre sus paredes es de haberse trasladado en el tiempo al siglo XVII para consultar una obra.

Nos detenemos en París para visitar la Biblioteca Nacional de Francia. Durante el siglo XIV, Carlos V constituyó una Biblioteca Real en palacio que albergaba manuscritos y documentos que pasarían a formar parte de la Biblioteca Nacional en el siglo XVIII. En su interior se encuentra la Sala de Lectura Oval Richelieu, obra del siglo XIX del arquitecto Henri Labrouste, que cuenta con una gran cúpula decorada con unos amplios óculos de cristal.

Más cerca de nuestras fronteras se halla la biblioteca Joanina en Coimbra. Juan V de Portugal encargó su edificación en el siglo XVIII como ampliación de la Universidad de Coimbra. Su decoración rococó llama la atención, con paredes de estanterías decoradas en estilo chinesco que recogen 70.000 volúmenes de suelo a techo.

Por último, cabe mencionar la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial en Madrid. El rey-humanista Felipe II dotó a su megalítica obra en El Escorial de una Real Biblioteca que albergara las obras antiguas y recientes de los maestros literatos de todo el continente, reunidos por emisarios que recorrieron toda Europa de cabo a rabo para encontrarlos. El Salón Principal es la sala de lectura de mayor tamaño y cuenta con una bóveda de cañón decorada por Pellegrino Tibaldi con frescos que representan las artes liberales. Las paredes están decoradas por cuadros de los Austrias y unas estanterías diseñadas por Juan de Herrera, el arquitecto del monumental complejo. El impresionante globo terráqueo y el rico suelo de mármol son el complemento a la magnífica decoración sólo superada por las impresionantes vistas que desde sus ventanas se vislumbra hacia la Sierra de Guadarrama.