En 2010 Bill Clinton cumplió con la promesa que había dado a su hija Chelsea de adelgazar antes de su boda. Para conseguirlo, el ex presidente norteamericano siguió una dieta con cantidades ilimitadas de sopa de repollo. Entusiasmado con el resultado y convencido en el efecto positivo para su sistema cardiovascular con el que llevaba tiempo teniendo serios problemas, Bill Clinton decidió hacerse casi completamente vegano. Ahora el fotógrafo autodidacta italiano Dan Bannino incluye la dieta de Clinton en su serie de fotografías Still Diet, que representa los regímenes dietéticos de varios personajes famosos desde el siglo XV en el estilo visual de los clásicos bodegones. El artista tienta la imaginación con sus fotografías de mesas, de las cuales acaban de levantarse Mariah Carey, Lord Byron o Kate Moss. Así Bannino demuestra “la belleza de la imperfección, la fragilidad de los objetos y la naturaleza transitoria de la vida”.
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Obsesionado con la comida y las celebrities, Bannino descubrió que las dietas ni de lejos son un fenómeno moderno. La dieta pesada del rey Enrique VIII de Inglaterra consistía sobre todo en carnes – cerdo, pollo, conejo y cordero más frutas y vino, el agua en aquellos tiempos se consideraba insalubre. El noble veneciano Luigi Cornaro, autor de varios tratados sobre las dietas, ingería cuatrocientos gramos de alimentos sólidos, sobre todo huevos y medio litro de vino. En contra de todos los pronósticos, vivió hasta los 98 años y murió en su sueño. La dieta de los poetas románticos de Lord Byron incluía sobre todo patatas en vinagre, poesía y agua con gas.
La estricta dieta detox de Gwyneth Paltrow permite hortalizas y verduras como zanahorias, cebolla, brócoli, paté de frutos secos y lentejas, agua del tiempo con limón y té verde. Beyoncé prefiere la dieta con zumo de limón, sirope de arce, pimentón picante, tés de hierbas y laxantes. Estos últimos explican los rollos de papel higiénico rosa. La naturaleza muerta que resulta más polémica, es la que presenta la dieta hollywoodiense de tabaco, alcohol y rayas de “harina blanca” de Kate Moss.
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Para empezar, Bannino se dedicó durante casi un mes a investigar las dietas de personajes históricos fácilmente reconocibles y algunas celebridades contemporáneas. Luego preparó la escenificación, antes de ponerse a disparar, comenta el fotógrafo para Mala Tinta.
Todos los ingredientes utilizados en sus bodegones son reales. Antes de la sesión de fotos, Bannino los almacenó en cajas en su casa cerca de Turín que también le sirve de estudio. Su novia hizo de asistente. En una metódica sesión de quince horas seguidas el fotógrafo disparó entre cinco y quince fotos de cada dieta, sin que luego retocara el resultado digitalmente. Los precios de sus trabajos en series limitadas oscilan entre los cien y los mil euros. Su sueño es ver su obra en galerías de arte. Todavía no ha recibido el feedback de ninguna de las estrellas por su interpretación artística de sus dietas. El propio Bannino nunca ha seguido ninguna dieta. “Por suerte soy bastante delgado y no he tenido que hacerlo, incluso al contrario. Tal vez debería hacer por un tiempo la dieta del rey Enrique VIII, para ganar algo de peso”, comenta.
Antes de dedicarse a tiempo completo a sus proyectos personales, Dan Bannino hace fotos de objetos cotidianos para una empresa de investigación de productos en Londres. “Imaginaos cualquier producto de un supermercado o droguería, y yo con casi total seguridad ya lo he fotografiado”, dice riendo.
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Fotos ©Dan Bannino
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