El pasado miércoles nos despertábamos con una terrible imagen que daba la vuelta al mundo. El pequeño Aylan Kurdi era inmortalizado por la fotógrafa de Reuters, Nilufer Demir, muerto en la orilla de la isla griega de Kos. Una instantánea que reflejaba un infierno llamado Siria, del que miles de personas intentan escapar a diario, pero que ya ha dejado cerca de 120.ooo muertos.
Aylan Kurdi tenía tan sólo tres años, cuando intentaba escapar junto a su hermano, Galib (de 5 años), su madre, Rihan Kurdi (de 35 años) y otras 4 personas más; un total de seis sirios que hacinados en una barca hinchable ponían rumbo a Europa a través de la ruta Bodrum-Kos. Cuatro no consiguieron pisar tierra firme, tres de ellos eran niños. Un país destrozado por los más de cuatro años de guerra y que, no sólo se ha cobrado la vida del pequeño Aylan, sino que esa misma noche otra embarcación naufragó mientras seguía la misma ruta. Ocho personas murieron, entre ellas un bebé de 9 meses, dos gemelos de año y medio y dos hermanos de 9 y 11 años. Una barca con capacidad para 10 personas, pero en la que se encontraban 17 refugiados y de la que solamente consiguieron sobrevivir siete personas.
Bajo el hashtag #KiyiyaVuranInsanlik (la humanidad llegó a la orilla) las redes sociales se inundaban de multitud de imágenes en las que Aylan se convertía en herramienta de crítica social y fiel reflejo de las miles de personas que escapan de un país en guerra en busca de una vida mejor. Ilustradores y diseñadores como Ismael Álvarez o Asier y Javier criticaban a través de su trabajo la posición de Europa y de países como Canadá ante una guerra que parece no tener fin y de la que ya más de 14.000 niños han desaparecido.
El pequeño Aylan ha mostrado los horrores de la guerra en Siria, abriendo los ojos a un mundo que cierra sus puertas ante una de las mayores barbaries del siglo XXI y de la que ilustradores y artistas se han manifestado haciendo lo que mejor saben hacer, dibujar. Banksy, uno de los artistas más comprometidos con las desigualdades sociales, se unía el pasado año a la campaña #withsyria creando una versión de uno de sus más famosos trabajos: ‘girl with a red balloon‘ que se encuentra en una fachada del este de Londres. Además cedía todos sus derechos del mural a la organización WithSyria que reúne cerca de 130 organizaciónes y multitud de personas en todo el mundo que luchan contra los estragos de la guerra. Una cesión que dio lugar a un video, en el que «la niña del globo rojo» se convertía en protagonista y espejo de todos los pequeños que luchan por sobrevivir.
Pero…¿cómo sería la vida de un niño europeo si sufriera el conflicto sirio?
Pasen y vean.
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