Cuando en el mundo del arte se piensa en estudios previos y bocetos o borradores realizados a pluma muchos vuelven su vasta memoria hacia las obras del genial Durero. Desde niño quedó claro que su pasión por el dibujo le conduciría hacia la pintura, ya que pocos autorretratos de artistas se conservan realizados a la joven edad de trece años. Toda la obra del artista alemán asombra por la capacidad de adaptación, de fusión y creación de antiguas formas y novedades que provenían de los grandes focos artísticos italianos de finales del siglo XV y principios del XVI. Inigualables son sus estudios de animales y plantas realizados en acuarelas y que resultan asombrosos para cualquiera que los admira.
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En la actualidad, pocos son los artistas que se interesan por los “estudios” aunque ello es referencia fundamental para entender el funcionamiento biológico de cualquier ser vivo que se quiera representar. El artista francés Steeven Salvat se ha sentido fascinado por el mundo de los crustáceos. Hasta aquí, todo parece normal. La representación de un cangrejo o una langosta no es algo nuevo dentro del mundo de los bodegones. Sin embargo, Salvat va un paso más allá y traslada la anatomía de estos artrópodos al mundo de los artefactos mecánicos.
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El aspecto físico de los crustáceos camufla así un interior mecánico de múltiples engranajes, manivelas, muelles y tornillos, que dejan al descubierto la complejidad del movimiento de estos animales acuáticos que resultan desconocidos a la vez que misteriosos para el resto de seres del reino animal.
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