El nacimiento de los centros de negocio en las ciudades de Estados Unidos llevó a la creación de una arquitectura funcional que permitiera la construcción de edificios en altura para rentabilizar el valor de los terrenos sobre los que se levantaban. Fue con la creación del ascensor y la aplicación de las estructuras de metal al esqueleto de los edificios cuando aparecen los primeros rascacielos. Estas inmensas construcciones definirían la nueva arquitectura de las ciudades y, en concreto, de los centros de negocios o Loop.

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En 1871 tiene lugar un incendio en la ciudad de Chicago. La mayor parte de los edificios estaban construidos en madera, lo que propició una rápida expansión de las llamaradas de unos edificios a otros arrasando gran parte de la ciudad. La resonstrucción de la misma requirió de unas soluciones constructivas rápidas a la par que sólidas y duraderas, lo que llevó a la creación de una escuela de arquitectura que se conocería como Escuela de Chicago. En ella nacerían las técnicas para levantar esas enormes moles urbanísticas, gracias a la incorporación de estructuras en hierro, grandes ventanales de cristal y amplios espacios internos que permitían mayor luminosidad y aprovechamiento de los metros disponibles.

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William Le Baron Jenney fue el propulsor de esta escuela de arquitectura, con edificios como el Home Insurance Building y el Second Leither Building, ambos situados en Chicago. El empleo del ascensor, la utilización de amplios pasillos y corredores para distribuir los espacios y los amplios halles de entrada le convirtieron en el símbolo de esta arquitectura urbana.

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Sin embargo, a pesar de su popularidad al otro lado del Atlántico, en tierras europeas no comenzaron a construirse hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Ciudades como París, Londres, Madrid, Francfurt, Varsovia, Moscú o Estambul cuentan con enormes rascacielos visibles desde el horizonte lejano. Moscú es la ciudad que destaca por albergar seis de los diez más altos de toda Europa. Entre ellos, el más importante es el Mercury City Tower, un gigante de 339 metros finalizado en el año 2012 y construido por el holandés Erick van Egeraat. Entre sus 75 plantas podemos encontrar oficinas y viviendas de lujo. El acristalamiento de color cobre le da un aspecto regio cuando los rayos del sol le iluminan. Su forma recuerda a una gran escalera que sube hacia el cielo.

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Este edificio,  junto con la Torre Eurasia, la Torre de Moscú, la Torre de San Petersburgo y la Torre Naberezhnaya, forma parte del Centro de Negocios Internacional de Moscú, un ambicioso proyecto contructivo que pretende ser la primera zona que integre áreas de negocios, viviendas y zonas de entretenimiento de la Europa del Este. Se ha destinado más de un kilómetro cuadrado de extensión del distrito Presnensky para edificar este complejo, que muy pronto contará con un nuevo inquilino de 354 metros de altitud, la Torre Federación Vostok.

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Hay que viajar hasta Londres para encontrar otro de los edificios que encumbra los cielos europeos. The Shard es un rascacielos de 95 plantas y 310 metros de altura construido por el Estado de Catar sobre el antiguo solar que ocupaban las Torres Southwark de PwC. Oficinas, un hotel, restaurantes, viviendas y un mirador pueden encontrarse en el interior de esta ciudad acristalada.

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En la ciudad de Francfurt se encuentra la Torre Commerzbank, diseñada por Foster and Partners. Sus 121.000 metros cuadrados albergan las oficinas del Commerzbank y nueve jardines a diferentes alturas. Con sus 259 metros de altitud desbancó a la Torre Messeturm, creada por Helmut Jahn, que alcanza los 257 metros y que pertenece al complejo arquitectónico de la feria comercial de Francfurt.

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Por último, y ocupando el décimo puesto de los diez edificios más altos que surcan los cielos europeos, se encuentra la Torre Cepsa en Madrid. Propiedad de la entidad financiera Bankia, se encuentra en el distrito financiero de la capital española formando parte de las Cuatro Torres Business Area. La estructura fue levantada en acero y hormigón, con acristalamiento exterior y placas de acero que recorren su fachada. Sus 245 metros de altura alojan 45 plantas donde se sitúan las sedes de Bankia y Cepsa. Todo un titán que desafía a los vientos y besa el cielo de la ciudad madrileña.

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