¿Quién no ha soñado con una segunda casa de veraneo donde poder pasar las temporadas de descanso, en un lugar único donde poder recuperar fuerzas y realizar todas las actividades de ocio que uno desea? Desde la playa a la montaña, a un pueblecito con encanto o un lugar remoto y desconocido, cualquiera de ellos es válido para poder desconectar y disfrutar de la vida. En la Europa del Norte es habitual buscar un lugar cerca de la naturaleza, gracias a esos únicos escenarios que las tierras continentales con su peculiar clima son capaces de crear. En uno de esos lugares, concretamente en Letonia, tienen claro que el contacto con el mundo natural es necesario si se quiere disfrutar de un buen descanso.
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El Parque Natural de Pape está situado en las orillas del mar Báltico y lo conforman un conjunto de marismas donde la flora y la fauna se desarrollan con total libertad. En un paisaje tan espléndido no es extraño encontrar casas de veraneo para pasar las vacaciones y olvidarse del mundanal ruido que se desarrolla en las ciudades. Su proximidad a la frontera con Lituania le convierte en uno de los lugares preferidos de los letones para así también conocer los pueblos y localidades del país vecino. Así que, es bastante lógico que se escogiera una firma arquitectónica lituana para llevar a cabo el proceso de construcción de una residencia en esta magnífica zona natural.
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Los diseñadores de Archispektras tuvieron claro que la finalidad de este proyecto era conseguir una casa de vacaciones adecuada para una familia muy aficionada a los deportes acuáticos, como el kitesurf. Una casa funcional y amplia, construida sobre un terreno llano de hierbas y pequeñas flores, debía ser capaz de cubrir todas las necesidades de los propietarios y de guardar cierta armonía con el lugar donde se ubica. La originalidad de una planta trapezoidal permite una distribución de los espacios de más a menos, de los más comunitarios hacia los más privados, permite ese sentido práctico de organizar el lugar con los elementos necesarios e imprescindibles. Además, el tamaño de los distintos espacios le permite jugar con la amplitud de las superficies creadas y otorgarles de un carácter propio y diferente.
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El exterior no deja de sorprender al observador, ya que consigue mimetizarse con el entorno y crear una sensación táctil, al imitar el pelaje de los animales, y parece que recubre como una especie de funda la parte superior y las laterales de la estructura. Esa especie de elemento de protección ha sido creado expresamente con cañas para dar esa textura especial y la convierte en una casa única. Aunque este elemento pudiera preservar la casa de la luz del sol, las grandes y espaciosas ventanas que la rodean permiten la suficiente claridad para que la vida sea posible en su interior.
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Al interior, el uso de maderas claras para forrar paredes y suelos le da el toque de calidez que necesita, sin ser demasiado excesivo, y que encaja muy bien con el ambiente veraniego para el que se ha diseñado. A ello también contribuye el mobiliario, en tonos tierra. Con ello se consigue una perfecta integración del diseño en el entorno armonizando el interior del hogar.
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Una casa perfecta para pensar en el tiempo de ocio y en las actividades al aire libre, sin necesidad de preocuparse sólo de lo que es necesario para pasar las vacaciones.
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