El nombre de Anthony Quinn está irremediablemente relacionado al mundo de la interpretación, pero este actor mexicano atesoraba una pasión artística que iba más allá de la gran pantalla, ya que él siempre ha sentido predilección por la pintura y la escultura. Pero no se conformaba con admirar la obra de otros genios, sino que se lanzó a crear su propia colección y mostrar al mundo su particular forma de entender la realidad. Una visión que se expone ahora y hasta el próximo domingo 8 de junio en una galería pública de la capital británica, la Gallery Different.
Su particular colección, que lleva por nombre La mirada de Quinn, está ya a la vista del público en general gracias a la cesión realizada por parte de su tercera mujer -48 años menor que él-, Katherine Quinn, quien ha querido compartir por primera vez con el mundo el buen hacer del actor con los pinceles. A lo largo de su vida ha dedicado su tiempo de ocio al arte, cuando las largas jornadas de rodaje en películas tan conocidas como Zorba el griego, ¡Viva Zapata! o El loco del pelo rojo, -en esta última cinta interpreta al pintor Paul Gauguin, mientras que Kirk Douglas se metía en la piel de Van Gogh-, le dejaban un hueco libre. Cabe destacar que este último papel le brindó su segundo Oscar a mejor actor secundario, lo que le perpetuaba como el primer intérprete mexicano en alzarse con la preciada estatuilla hasta que la joven Lupita Nyong’o se unió a este privilegiado club.
Anthony Quinn se convirtió en actor casi por rebote. Desde bien pequeño mostró interés por las artes plásticas y no fue hasta bien entrada la cincuentena cuando comenzó a experimentar con la escultura. ¿Cómo llegó a ser un intérprete tan reputado en la Meca del Cine? Tenía un problema de dicción por la que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y posteriormente reeducado en su forma de hablar. Ahí fue cuando comenzó a tomar clases en una escuela de actores para mejorar su vocalización y fue precisamente cuando el gusanillo de la interpretación le empezó a picar. Sus primeros papeles remunerados fueron suficiente aliciente para ‘olvidarse’ de su pasión por la pintura como vocación profesional y centró su carrera como actor, con bastante acierto a juzgar por su respetada reputación.
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Como así destaca la agencia Efe y se han hecho eco ya diversos medios de comunicación: “La influencia de Picasso y Matisse se puede ver en sus pinturas cubistas y muy coloridas expuestas en la muestra La mirada de Quinn”. La pieza más cotizada de Anthony Quinn de las que se exponen este mes en Londres es una escultura realizada en mármol, cuyo precio de venta se ha situado por encima de los 67.000 euros. Pero su colección, que como hemos dicho es la primera vez que ve la luz, está repleta de auténticas joyas que se han mantenido ocultas no sólo a los ojos del público, sino también de los expertos que tampoco conocían la calidad artística del actor fuera del séptimo arte.
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* Imágenes del catálogo de la Gallery Different de Londres.
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