Desde hace unos años, en la prensa aparecen noticias que hablan sobre la abeja asiática que está acabando con las colonias de abejas autóctonas en nuestro país. En la franja norte española ya se han dejado sentir los primeros daños que ocasionan este tipo de abejas en un entorno diferente al de su lugar de origen. Matan y mutilan a sus congéneres para alimentarse de ellas. Esto, unido al creciente proceso de extinción derivado del cambio climático y otros agentes externos, ha generado que las poblaciones de estos insectos hayan descendido en un 30-50% llegando al borde del colapso en América del Norte y Europa. Aganetha Dyck es una artista plástica que, desde hace años, se ha interesado por el trabajo meticuloso que realiza ésta especie animal y ha querido devolverle la importancia que le ha sido robada tiempo atrás.

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Su carrera como artista comprende más de cuarenta años pero su investigación actual se centra en el estudio de la comunicación entre diferentes especies, concretamente entre seres humanos e insectos. Su atracción por el reino de las abejas le ha llevado a un profundo conocimiento de la naturaleza delicada y frágil que existe en esta especie animal y a analizar sus semejanzas y diferencias con la raza humana. Y este estudio le ha valido el premio canadiense Gobernador General en Artes Visuales y Medios de Comunicación y la distinción Premio Manitoba de Artes.

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Para desarrollar su obra Dyck trabaja mano a mano con el apicultor Phil Veldhuis. Todo su trabajo está supervisado y dirigido por Veldhuis, que es el que se encarga de todo el proceso de colmenas y espacio apiario. Dyck se encarga del estudio abeja-comunicación-investigación. Para ello elige una serie de objetos ordinarios que se colocan en las colmenas. Las abejas se encargan de integrarlo a su estructura natural de construcción del panal  y empiezan a crear cera por encima y dentro de ellos. Tras unas semanas, o incluso meses, se retiran los panales de cera que han sido trabajados, inconscientemente, por las artistas-insectos. Dyck añade o elimina material del panel extraído y esculpe esa masa previamente elaborada. El resultado es una obra innovadora y fuera de lo común.

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Además, el trabajo con estos insectos ha llevado a la propia artista a profundizar su conocimiento sobre el reino de las abejas. Desde el efecto de los insecticidas y pesticidas que ejercen sobre ellas, el procedimiento de inseminación artificial de las abejas reinas, los patrones de trabajo… todo ello ha sido analizado y comparado por la artista canadiense hasta llegar a conclusiones asombrosas sobre los mismos. Así, el trabajo artístico se funde e integra con el estudio científico. Incluso muchas estructuras que realizan las abejas han servido de fuente de inspiración y de profundo análisis para muchos arquitectos en sus proyectos, gracias a la enorme solidez que manifiestan.

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Un mundo particular y hermoso, digno de estudio y de ser parte de la manifestación artística actual y futura, con tantas posibilidades como laborioso trabajo realizan las obreras que habitan el interior de una colmena y crean un panal de rica miel.