Ayer se cumplieron 15 años de la muerte de uno de los directores de cine más icónicos de la historia moderna. El 7 de Marzo del año 1999 fallecía en Reino Unido el gran maestro de la cámara Stanley Kubrick.
Caracterizado por ser una persona muy obsesiva y seria, Kubrick nunca fue capaz de dejar nada al azar. Ninguna de sus películas pasó desapercibida, más con el paso del tiempo, y todas sin excepción llevaban impregnadas parte de su alma.
Amante de los planos simétricos y de la perfección absoluta, Kubrick ostenta uno de los records de rodaje más largo (15 meses duró el de Eyes Wide Shut) y también el de repetición de tomas de una escena: que se lo digan a Tom Cruise (Eyes Wide Shut) o a Jack Nicholson, quien llegó a repetir 127 veces el mismo diálogo en El resplandor hasta que Kubrick se dio por satisfecho. Era sumamente perfeccionista, le gustaba elegir hasta la ropa de los extras, él estaba en todo. Con una filmografía que no tiene “títulos menores” fue, sin embargo, uno de esos directores que nos dejan sin haber recibido, entre otros premios, el Oscar a mejor director nunca en toda su carrera.
Kubrick empezó siendo fotógrafo de la revista Look. A los 22 años rodó su primer cortometraje y a los 25, su primera película. Revolucionó la ciencia-ficción con su archiconocida 2001: Odisea en el espacio y también causó revuelo con su adaptación de Lolita, de Nabokov, y la de La naranja mecánica, de Anthony Burgess. Kubrick era un apasionado del cine, para él no había nada más placentero que dirigir una película, como bien afirmó alguna vez, y por ello nunca descansó. Espartaco, El resplandor son otras de sus películas más sobresalientes. Tampoco podemos omitir Barry Lyndon, película en la que iluminó completamente algunas escenas únicamente con velas; y en la que, en general, se prescindió de los focos, ya que se usaba solo luz natural procedente de las ventanas y, en ocasiones, la ayuda en ciertos planos de una tenue luz colocada en el techo. Toda una proeza.
Kubrick nunca fue muy amigo de los medios y del revuelo que estos levantaban y por ello nunca dejaba que le fotografiaran o le grabaran en vídeo, sólo concedió unas cuantas entrevistas a la prensa escrita. Sea como fuere, Kubrick es y seguirá siendo aún tras su muerte uno de los directores más influyentes del cine.
A continuación os dejamos un vídeo realizado por Alexandre Gasulla, quien ha reunido varios momentos de la filmografía del cineasta en un homenaje de 11 minutos, donde queda más que demostrada la capacidad visual de Kubrick que, a día de hoy, sigue siendo inspiradora.
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