En esta ocasión vamos a hablar de la silla Coconut, es un claro exponente del diseño lúdico y divertido tan característico del arquitecto americano George Nelson. En éste artículo la veremos aplicada a numerosos espacios, donde aporta un toque dinámico y alegre que contrasta con la sobriedad y serenidad de algunos ambientes
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Este concepto de puerta nos ofrece una original apertura en torno a un eje sobre el que la puerta pivota, proporcionándonos paso por ambos lados de la misma si el eje es central.
Las puertas pivotantes tienen numerosas aplicaciones en interiorismo y nacen como solución a grandes huecos en muros en los que con un solo elemento (y por tanto una sola hoja) completamos el cerramiento sin necesidad de complicadas carpinterías, resultando además mucho más estéticas que una doble puerta convencional. Es por tanto una cuestión de simplicidad, funcionalidad y diseño. Y si en sus inicios era un elemento distintivo en viviendas de estilo contemporáneo o minimalista siguiendo la estela de un diseño sobrio y depurado, actualmente su pulcro diseño se ha diversificado y es frecuente su empleo en viviendas de estilos muy variados como el rústico o el industrial.
Además, tienen numerosas aplicaciones, ya que pueden utilizarse tanto para la puerta principal de entrada como para las puertas de pasos a las distintas estancias o para las salidas al jardín. Veamos a continuación algunas de sus claves.
Instalación
Originalmente este modelo de puerta basaba su movimiento entorno a un eje central, especialmente cuando el hueco a cubrir era especialmente grande. Sin embargo también es muy usual optar variantes cuyo eje se encuentra más próximo a los extremos creando una apertura asimétrica con mayor apertura hacia uno de los lados. Esta última solución es muy adecuada por ejemplo para cerrar pasillos anchos, cuya medida suele andar por los 1,10 ó 1,20 metros, que es lo suficientemente pequeño como para colocarla a eje central pero lo suficientemente grande como para una puerta batiente convencional.
Puerta pivotante única
Si nos decantamos por un cerramiento simple, instalaremos una única puerta pivotante, pudiendo elegir la ubicación del eje giratorio y por tanto su grado de apertura a nuestra conveniencia.
Puertas pivotantes múltiples
Si por el contrario optamos por una instalación de varias puertas pivotantes, por funcionalidad deberán contar con apertura por eje central a excepción de aquellas hojas que se encuentren en los extremos del cerramiento que pueden contar con una apertura por eje exterior (a modo de puerta batiente tradicional, si bien normalmente de una anchura menor que las pivotantes centrales).
Materiales
Como en cualquier otro tipo de cerramiento, existe una gran diversidad de acabados para las puertas pivotantes en función de su ubicación y el uso dado.
Madera
Por su solidez y opacidad su empleo más habitual es como puerta principal de acceso a la vivienda proporcionando la intimidad que da una puerta totalmente opaca. Las encontramos rematadas con despieces sencillos chapados en maderas muy variadas y tiradores longitudinales acordes a su escala.
Vidrio
Al contrario que con las anteriores, la transparencia del vidrio permite el paso de la luz, siendo por ello habitual su uso en interiores para la conexión visual de distintas estancias y como cerramiento en fachadas con salidas a patios o jardines para maximizar la entrada de luz natural. Encontramos diseños a partir de vidrio sencillo en diseños más pulcros y en vidrio con particiones o cuarterones para diseños más clásicos e industriales.
También son muy habituales como puerta de acceso en el diseño de tiendas y locales donde se necesita la visibilidad total del local desde el exterior. Cuando la puerta lleva cierre-persiana adicional puede utilizarse un vidrio sencillo. Si en cambio no existe cierre de apoyo, el vidrio deberá ser de seguridad, similar al que usan en los bancos.
Vidrio sencillo
Otros materiales
Por supuesto también encontramos variantes de puertas pivotantes en otros materiales que juegan con la integración o el contraste de las mismas con la arquitectura de la vivienda. Combinaciones de madera y vidrio, vidrios tintados, puertas creadas en estructura de aluminio y revestidas en pladur y por supuesto variantes de enrejados de acero y forja para exteriores son algunas de las múltiples opciones posibles.
Como veis las puertas pivotantes son fantásticas en todos los sentidos, tanto en el funcional como en el estético, y son la solución idónea para maximizar la luz y el espacio, además de un elemento adicional de diseño en la decoración de toda vivienda.
¿El único “pero”?… Que son bastante más caras que una puerta convencional, pero el resultado compensa. Os dejamos con algunas muestras más de su espectacular efecto.

Sol, verano, playita… ¡y siesta! Si algo simboliza al relax de las vacaciones veraniegas es una buena hamaca donde disfrutar de buena siesta sin la presión de los horarios, de una intensa lectura con el ruido de las chicharras de fondo o de la simple observación de un atardecer mientras cae la brisa.

En anteriores artículos pudimos ver opciones tradicionales en decoración de dormitorios con cabeceros de cama de madera, de tipo textil y con murales artísticos. Hoy vamos a centrarnos en los cabeceros de obra, una alternativa diferente que ofrece nuevas funcionalidades a esta estancia.
Los cabeceros de obra son muretes a media altura superpuestos generalmente a la pared principal de la cama, o integrados en ella según la ocasión, que ofrecen una superficie de almacenaje además de un decoración extra, y que sirven como marco al espacio de descanso. Pueden fabricarse en ladrillo u hormigón, pueden tener un acabado pulido, ser pintados o revestidos en madera, metal o cualquier material que deseemos para darle un acabado más personalizado.
Entre ellos diferenciamos tres modalidades de entre las más habituales, que nos ofrecerán diversos resultados en función del tipo de sensaciones, funcionalidad y estilos busquemos en esta pieza.
Cabeceros de obra simples
Pueden partir de las proporciones normales de un cabecero adaptándose a las medidas generales de la cama, o bien prolongarse de lado a lado del dormitorio. Esta modalidad de cabecero se elige generalmente para integrar la mesilla, los interruptores generales de iluminación y aprovechar el espacio superior para pequeños complementos decorativos.
Cabeceros de obra integrados en pared
Esta otra modalidad se caracteriza por la construcción de un tabique completo, o bien el rebaje de unos centímetros en la profundidad del muro original, siendo solamente aptos en muros gruesos. De este modo creamos un espacio u hornacina de mayor o menor medida que nos permite enmarcar la cama y decorar con libros, fotografías o aquello que deseemos tener a mano. Si optamos por un tabique nuevo podemos incluir en él, la iluminación integrada o exenta para incluir los puntos de luz generales y los de apoyo o luz de lectura.
Cabeceros de obra como separador de espacios
Para diferenciar dos, o incluso tres áreas en el dormitorio, esta opción resulta la más adecuada. Si tenemos una habitación de invitados y queremos incluir un baño o un vestidor en ella, con un cabecero de obra podemos delimitar las distintas zonas creando zonas de intimidad sin tabicar hasta el techo, evitando así la sensación de espacio comprimido.
Éstas son las más modalidades habituales de cabeceros de obra para decorar el dormitorio, os dejamos con una gran muestra de ellos en diferentes estilos que os pueden servir como inspiración si en algún momento os animáis a darle un cambio de aire a vuestro dormitorio.
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Hoy queremos dedicarle el post a uno de esos elementos que suelen estar presentes en todas las casas y que siempre resultan útiles: los taburetes. Tanto para alcanzar algún objeto demasiado alto como para emplearlo a modo de asiento auxiliar para una emergencia, son elementos de lo más socorridos en cualquier hogar. Sin embargo, bien elegidos, los taburetes también pueden resultar un objeto de lo más decorativo además de funcional.
Los taburetes surgieron como una variante de las sillas comunes para dar servicio como asiento a mesas o superficies de gran altura, desde la barra de un bar a un laboratorio de investigación. Les caracteriza la ausencia de brazos, lo que los hace más fácilmente manipulables, una superficie de asiento algo más reducida pero totalmente funcional respecto a butacas y sillones y unas patas que se prolongan en paralelo al asiento y normalmente a mayor altura, ocupando menor espacio que una silla convencional. De ahí que resulten una buena opción si queremos ganar espacio en nuestras casas.
Existen múltiples variantes de taburetes modernos en cuanto a su estructura, su forma y sus acabados, que se han ido desarrollando con los años para ampliar sus posibles usos y contextos. Veamos las principales características a tener en cuenta para elegir el más adecuado.
Altura
La altura es uno de los factores que más definen un taburete. Por suerte encontramos distintas variantes que se adaptan a la altura de nuestras necesidades: Los altos suelen reservarse para islas de cocina o barras de desayuno; los bajos sirven tanto para mesas de comedor como para zonas de estudio.
Bases y soportes
Existen múltiples opciones de bases y patas para sujetar el asiento de los taburetes, desde el tradicional pie central que nos recuerda a la barra del bar, pasando por los de patas diagonales (con o sin reposapiés), los de tres patas radiales (típicos del estilo escandinavo) o los nuevos diseños de estructura geométrica de estética moderna.
Aunque la elección de la base suele ser una cuestión de estilo, lo más habitual es que recojan todo el diámetro del asiento o un poco más, para proporcionarle estabilidad, especialmente en el caso de taburetes altos.
Respaldo
En su origen, los taburetes carecían de respaldo, pero con los años se han ido acercando al formato silla para encontrar un punto medio entre diseño y ergonomía, creando taburetes de diseño más confortables, ya sea con un mínimo respaldo a directamente de respaldo alto que aporten un plus de comodidad.
Obviamente tienen la desventaja de que no se pueden guardar completamente debajo de la mesa o barra y estéticamente son algo más aparatosos, pero a cambio uno puede sentarse más horas sin que le duelan los riñones 😉
En cualquier caso, la ausencia de respaldo, no está reñida con el diseño, ya que tienen una presencia más sencilla o discreta y estéticamente encajan mejor. Sin embargo suelen emplearse más como asientos de apoyo o elementos de mobiliario auxiliar que siempre podremos trasladar de una estancia a otra, dada su mayor ligereza estética y adaptabilidad, que como elemento permanente, por su relativa incomodidad a largo plazo.
Apilables/ no apilables
En cuestión de espacio el factor probablemente más importante a la hora de elegir un taburete es su apilabilidad, una condición casi imprescindible si contamos con visitas inesperadas a menudo.
Respecto al diseño no siempre podemos esperar el vanguardismo más absoluto, pero a nivel funcional las opciones pueden resultar de lo más originales y nada reñidas con la estética. Existen variantes que combinan la practicidad con un look de lo más atractivo; solo es cuestión de acertar con el estilo.

En todo proyecto de interiorismo intervienen elementos muy diversos que actúan de forma conjunta en la transformación de un espacio y hoy queremos dedicarle este post a uno de los que más fuerza suele tener en ese proceso: la curva.
La base del diseño de interiores consiste en transformar un espacio interior comenzando por su envolvente (suelos, paredes y techos) y continuando con el resto de elementos del espacio (divisiones, materiales, iluminación y mobiliario) aplicando nuestra idea de forma coherente. Normalmente la envolvente suele componerse de elementos rectos (techos y suelos rectangulares, paredes perfectas, etc.), dejando el protagonismo al resto. Quizás por eso la curva resulte tan llamativa a ojos del ser humano: por su suave forma, su delicadeza, su elegancia, pero también por su infrecuencia.
La curva es una geometría orgánica llena de belleza cuyo origen se remonta a las antiguas construcciones clásicas como el teatro griego o el coliseo romano, perdurando durante siglos hasta la actualidad. A lo largo de la historia del arte y la arquitectura encontramos múltiples referencias a ella, especialmente en el Modernismo.
En la actualidad quedó prácticamente desterrada en los tiempos del minimalismo, pero con el auge del diseño orgánico y de filosofías como el feng shui, que huyen de aristas y paredes angulosas, volvió a retomar su protagonismo aunque de forma más refinada, pulcra y sinuosa que la de antaño.
Veamos cómo aplicarla en la reforma de un espacio interior.
Paredes
Si hasta ahora la arquitectura era la encargada de determinar la forma de un espacio, hoy en día el diseño interior nos permite jugar con él sin meternos en complicaciones estructurales.
Las paredes rectas ya no son un condicionante que nos limite: podemos revestirlas de muchas formas para moldear el espacio a nuestro antojo. Trasdosados de pladur, panelados o textiles nos posibilitan transformar un espacio rectilíneo y anodino en uno nuevo mucho más dinámico y acogedor.
La iluminación indirecta juega un papel muy importante en estos casos, ya que contribuye a resaltar los volúmenes tridimensionales creados por las curvas, ayudando completar la atmósfera deseada.
Techos
El techo es un elemento arquitectónico muy diferenciador en la decoración. La mayoría de las veces lo pasamos por alto, pero centrar el foco de la decoración en el techo puede ser una estrategia muy impactante en el diseño interior de un espacio.
A la hora de emplear la curva en los techos, podemos destacarlos remarcando con pintura las bóvedas de una antigua construcción restaurada, crear un falso techo de diseño orgánico con un sugerente cambio de material o configurar volúmenes que bajen por la pared creando un nuevo marco interior a partir de materiales más ligeros como cortinas y textiles.
Elementos decorativos
Además de paredes y techos, para completar una decoración basada en la curva y el diseño orgánico entran en juego otros muchos elementos: Escaleras, celosías , mobiliario y complementos decorativos deben ir en la misma línea estética.
Tanto la madera como el metal, el corian, el mimbre o el ratán son materiales con los que se podrá jugar a discreción para conseguir piezas sinuosas y casi oníricas.